Hiroshima y Nagasaki -- Un Paso Gigantesco en la Matanza de Poblaciones
por
José Mulligan
El 9 de agosto de 1945 el gobierno estadounidense aniquiló, con la segunda bomba atómica en la historia, la población de Nagasaki, sin dejarles a los japoneses ni cuatro días para medir la devastación causada por la primera bomba atómica que había obliterado Hiroshima el 6 del mismo mes y para hacer su decisión sobre la demanda de rendirse. (Esta opción había sido dificultada por la insistencia de parte de los EE.UU. en la "rendición incondicional.")
La crueldad, y también el racismo anti-japonés, se había mostrado ya en el rechazo de la propuesta, hecha por unos científicos y militares estadounidenses, de hacer una demostración del poder devastador de la bomba atómica en una isla sin habitantes del pacífico para amenazar dramáticamente a Japón. Esta opción fue rechazada en el afán de terminar la guerra lo más pronto posible, ya que la URSS estaba entrando en la guerra contra Japón e iba a querer participar después en la repartición de territorios ocupados.
Este hecho -- la entrada de la URSS en la guerra -- aumentó la probabilidad de la rendición de Japón, que ya había dado indicios de desear hacerlo.
Además, Tokio y muchas ciudades principales de Japón había sido severamente devastadas por el bombardeo "convencional" (i.e., con bombas no-atómicas sino incendiarias), incapacitando la economía y masacrando miles de civiles.
Sin embargo, la decisión del Presidente Harry Truman y sus asesores (incluyendo el jefe militar del proyecto de la construcción de la bomba, un general que había trabajado en Nicaragua en la década de los 1930s) fue firme, y de hecho Truman recibió la noticia de Hiroshima con júbilo, como buena noticia. (Es posible que el Presidente Franklin D. Roosevelt, que murió en abril de1945, aunque había aprobado y apoyado todo el desarrollo de la bomba, no hubiera actuado tan precipitadamente.) Fue un paso gigantesco en la matanza de civiles, pero no fue el inicio del genocidio moderno militar.
Se podría citar, en siglos pasados, la conquista violenta de América y de otros continentes por los europeos, la esclavización y genocidio de los africanos, la invasión por parte de los inmigrantes europeos de lo que es ahora los EE.UU. y el concomitante genocidio contra los indios, y el comienzo de la sangrienta expansión intercontinental del nuevo imperio estadounidense.
Esta historia de genocidio continuó fuertemente en el siglo XX. Durante la Guerra Civil en España, en 1937, los alemanes nazis, aliados del dictador fascista Franco, bombardearon la ciudad de Guernica, con la matanza de civiles mostrada en la famosa pintura de Picasso. Pero durante la segunda guerra mundial los EE.UU. y sus aliados excedieron la brutalidad de los nazis en Guernica por muchísimo, bombardeando masívamente, sin discriminar entre blancos civiles y militares, a las ciudades de Alemania, más notablemente Dresden.
Estos crímenes de guerra y de lesa humanidad siguieron su curso en toda la época post-guerra. Durante la guerra en Vietnam -- una intervención militar de los EE.UU. en los asuntos internos del país, una de muchas expresiones del imperialismo estadounidense -- hasta un millón de vietnamitas murieron, la mayor parte siendo civiles, especialmente después de que el Presidente Nixon convirtiera la guerra en una guerra aérea.
Durante muchas décadas Washington ha intervenido militarmente en muchos países, o invadiendo con sus propias tropas o apoyando y entrenando a fuerzas de la derecha para tumbar a gobiernos progresistas o prevenir la llegada al poder de movimientos revolucionarios. Estas intervenciones han costado la vida de miles de civiles, pero probablemente la criminalidad más horrorosa desde Vietnam se ve ahora en Irak, donde la invasión en 2003 ("justificada" por mentiras ya conocidas) y la siguiente ocupación han causado directamente o indirectamente (desencadenando la violencia entre los grupos rivales iraquíes) la muerte de hasta 100,000 personas, la mayor parte siendo civiles -- más que las víctimas en Nagasaki.
Y ahora el gobierno perpetrador de este último crimen como de los muchos del pasado -- el único gobierno en la historia que ha usado armas nucleares, cometiendo genocidio, y que ha seguido amenazando con usarlas (como en la crisis de misiles en Cuba en 1962) y "renovando" las existentes y desarrollando nuevas -- tiene la prepotencia, arrogancia, y la hipocresía (ni mencionar la debilidad lógica de su posición en el debate) de querer ordenar a Irán a desistir de su desarrollo de energía nuclear por el miedo, real o propagandístico, del gobieno de Bush que tal vez en el futuro Irán pueda usar la materia nuclear para construir una bomba atómica. Al mismo tiempo insiste que el gobierno de Corea del Norte desmantele sus armas nucleares apenas probadas. La necesidad de parar la proliferación de armas nucleares es evidente; pero la no-proliferación y la eliminación de estas armas de lesa humanidad deben empezar con los gobiernos que ya las tienen, especialmente Washington que muestra un arsenal sin comparación en el mundo.
Pero ni el fin de la "guerra fría" ha resultado en un reordenamiento de las prioridades de Washington. Al contrario, ha aumentado el presupuesto anual del Pentágono -- ahora aproximadamente $500 mil millones -- mientras se dedica $9.1 mil millones a la ayuda no-militar al exterior (www.usaid.gov), ni un tercio del 0.7% del producto interno bruto propuesto por la ONU en 1992 como ayuda de los países industrializados a las naciones pobres. (De esta ayuda del gobierno estadounidense al exterior, $4.5 mil millones se van a Israel y Egipto por razones estratégicas de Washington.) Y como porcentaje del presupuesto del gobierno nacional de los EE.UU., la ayuda al exterior constituye "menos de 0.5%," según la CIA (www.cia.gov).
El pueblo de EE.UU., con el apoyo y colaboración del mundo, tiene que seguir luchando contra el militarismo e imperialismo de su gobierno para eliminar sus armas nucleares, cambiar sus prioridades para la sobrevivencia y bienestar del pueblo estadounidense y de la familia humana, y desistir de invadir, ocupar, o de otras maneras dominar a otros países soberanos. Así que no haya más pasos, gigantescos o "limitados," en la matanza de poblaciones.
FIN
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